Pasión por la forma: Creatividad y ontología

Por: José Luis Ortiz

«Conócete a ti mismo»- Inscripción encontrada en el templo dedicado a Apolo en Delfos.

Entre las múltiples obsesiones de la ciencia y la filosofía, existe una cuya importancia radica en su gran amalgama de ventajas: La creatividad. Este proceso, capacidad o cualidad, ofrece la bondad de generar soluciones a problemas complejos. Si bien, coloquialmente se asocia la creatividad con los procesos artísticos, ésta no es exclusiva de ellos, y en realidad, la creatividad ha sido uno de los más grandes motores de la ciencia. Actualmente existe una gran diversidad de investigación en materia de procesos creativos. La psicología, la pedagogía y las neurociencias son algunas de las áreas donde se encuentran concentrados dichos estudios, pero, ¿habrá algo qué decir más allá del lenguaje de los procesos cognitivos, circuitos neuronales y técnicas para fomentar la creatividad en las aulas? En 1975, el terapeuta existencial Rollo May se formuló dicha pregunta, misma que lo llevó a escribir su obra: “La valentía de crear”. Donde el autor, logra realizar algunas reflexiones ontológicas en torno al acto creativo.

La creatividad, nos dice May, se puede entender como la acción del sujeto de auto-actualizarse. Y es en esta afirmación donde se entiende la palabra que acompaña al título de su obra. Se necesita valor para crear, puesto que, “cada acto de creación, es en primer lugar, un acto de destrucción” (Picasso). Para May, el sujeto creador, será aquel que tenga la combinación de tener convicciones y permitirse dudar acerca de las mismas convicciones. Así, el proceso creativo será un constante enfrentamiento entre la duda y la creencia, que puede generar nuevas formas de conocimiento o de menos, tiene la capacidad de generar un encuentro entre el ser y su obra, donde ambos pueden salir transformados. Es en estas transformaciones donde los grandes descubrimientos o preguntas, tienen el potencial de erigir nuevas formas de mirar el mundo o bien, destrozar los anteojos con los que se le miraba. Es por eso que para May todo proceso creativo irá acompañado de ansiedad, ya que crear, tendrá la posibilidad de transformar a uno mismo y a los demás, y dichas transformaciones podrán ir acompañadas (o no) de preguntas incómodas, realidades nunca antes percibidas o ignoradas conscientemente; imágenes que causen fuertes perturbaciones en nuestras mentes. Aunque también, las palabras que ansiábamos escuchar para entender alguna problemática; la bella metáfora que necesitábamos para tomar una decisión o en ocasiones, simplemente el consuelo en la noche más azul de nuestras vidas.

A lo largo de la Historia, la humanidad ha mostrado fuertes tendencias por llenar los vacíos de su experiencia frente al mundo. En la incertidumbre, nacen los mitos para dar respuesta a las preguntas del hombre. May encuentra en la existencia del oráculo de Delfos, la expresión por excelencia de la tendencia de la humanidad por buscar el significado en el caos, por buscar “un motivo para todo lo que ocurre”. Los hombres viajaban a Delfos quizás por el motivo psicológico de mitigar la incertidumbre, o dicho de otro modo, viajaban para significar. Una aclaración importante es que la información ofrecida por el oráculo de Delfos, era acompañada por la interpretación del receptor. Por lo que el oráculo hablaba, pero al final era el hombre quien se encargaba de significar y actuar. May llamará a esta cualidad “pasión por la forma”, donde el hombre participa activamente en generar significados para su existencia. Dichos significados los encontrará en sueños, en obras de arte, en teorías científicas, en conocimiento religioso, e incluso en eventos aleatorios que interpretará, pero siempre de modo activo, es decir: Con creatividad. Y al realizar dicho proceso, aquella amalgama de significados y símbolos sin aparente relación, serán contenidos en una nueva forma (entendiendo la forma como límites y conexiones específicas). Y esta es otra de las cualidades ontológicas de la creatividad, ya que estas nuevas formas, dan la sensación de completar uno de los muchos rompecabezas de nuestra existencia, y a pesar de que en ocasiones pueden mostrar un contenido angustiante, para May, la forma siempre va acompañada de un sentimiento de completitud, que puede anteceder al júbilo.

Por lo tanto, la creatividad no es únicamente la forma de resolver un problema, sino que plantea una cuestión todavía más profunda: La de nuestra relación con ese problema, la forma en que lo enfrentamos, y los nuevos significados que se generan y que nos transforman, y al mismo tiempo, transforman nuestra existencia. La creatividad, decíamos al inicio, no es exclusiva del arte, ni estos comentarios lo son. Aún en la creatividad para resolver un problema científico, el hombre encuentra sentido, y encuentra las figuras que le hacían falta para comprender el mundo. La creatividad estará en las matemáticas, en la medicina, en la pintura, en la literatura, en las modificaciones a procesos, entre otras. Pero también estará presente en la forma en que interpretamos nuestras propias experiencias y encontramos en ellas, mensajes que nos transforman. Cada vez que le encuentres un significado nuevo a un refrán, a alguna canción, a alguna película, pintura, o simplemente al atardecer que mirabas, y salgas transformado de ese encuentro, podremos sospechar que viviste la experiencia de la pasión por la forma: La creatividad.

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