Contingencia

Por: Chema Urrutia

Encerrados. Pareciera que la cuenta de los días se pierde al estar confinado en un espacio determinado. Pero cuando la espera parece ser perenne tendemos a contar con más ímpetu las vueltas al sol. Diez. ¿Qué significa estar en crisis en un mundo donde las fronteras son solo pedazos de tierra? Escuchamos a diario la voz de la paranoia y la poca conciencia. Observamos. 

Adaptamos nuestro estilo de vida. Los que tienen privilegio y los que no. Existen diferencias, el tejido se rompe. La inequidad que hemos sembrado desde los inicios de la sociedad moderna no es tomada en cuenta por las enfermedades. Obligados a salir. Obligados a comer. Creamos un sistema de desigualdad y nos acostumbramos a poder dormir con ello. 

Hoy reflexionamos más. Hoy nuestros fantasmas no se van. Están en los espejos. ¿Puedes mirar tu reflejo y no llorar? Existes y esa es tu condena. Fuera de las cuatro personas con las que compartes el espacio, la soledad de una cuarentena nos pone frente a frente con nosotros mismos. Nos miramos, nos sentimos, pero ¿nos reconocemos? Fuera de comprender y ver el reflejo ocasionado por la luz que entra y se proyecta en el espejo, somos una complejidad de anhelos, cicatrices, sueños y heridas. 

Nuestra vista se nubla, con vituperio nuestro rostro se desdibuja. ¿Queremos ver? Piensas en romper el espejo y dividirlo en cientos de pedazos. Sueños rotos. Existimos en una realidad donde volar es solo el anhelo de los dementes. Buscamos una vida segura. ¿Hay algún balance? 

La contingencia nos mantiene encerrados. Los vidrios comienzan a caer. Cientos de reflejos te observan desde abajo. Miras. No importa que tan rotos estemos. Nunca estamos incompletos. El sol nace. Entran los primeros rayos de luz por la rendija de la ventana. El cuarto se comienza a iluminar. Sísifo empieza de nuevo. Cuentas once. No debes salir. La puerta marca el umbral que no se debe cruzar. Contener la catástrofe, mantener la cuarentena. Miras por la ventana y ves pasar a un barrendero. Para él no hay contingencia. Solo busca sobrevivir cada día. Para él no existe la cuenta.

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