Inherente

Por: Chema Urrutia 

Quería escribir sobre el amor pero simplemente no hallé las palabras para ordenar la maraña de pensares y emociones que cruzan por mi corazón. No por la mente, por que ella no tiene vela en el entierro de la cordura. Buscaba hablar de lo absurdo e ilógico que puede llegar a ser. Hablamos con el alma y miramos con inocencia. Dejamos de pensar. Es onírico estar enamorado. Sobre corazones rotos narramos nuevas historias, y con un poco de suerte el punto culmine es tan suave como darle ese primer trago a una copa de vino. 

Pensaba plasmar con letras y palabras lo que ha sido el amor para una vida de dudas. Pero encontré una superficie llena de cicatrices y heridas acompañadas de ceniza de cigarro y cerveza derramada. Pareciera que es un final ya conocido. ¿Es el corte el punto final de toda historia de amor? Es ilógico e irracional, nos aferramos a un por siempre, sabiendo con todas nuestras fuerzas que nunca hay que olvidar como decir adios. 

Sentía un silencio que oprimía mis palabras y me ataba las manos. Un faro es lo que muchos buscan. Semaleos para un caminante que cruza por la penumbra. Nos abrazamos. Dejamos de ser racionales. Ya no estamos cuerdos. Renunciamos a la lógica. Olvidamos que un día se escribirá nuestro epitafio. 

Divagaba sobre el amor porque es inherente al ser. Añoramos esos brazos. Buscamos esos besos. No hay ninguna luz, pero al menos dentro de la penumbra tomamos una mano. Una a una las espinas se clavan. Amar es abandonar la cordura para poder dormir por las noches. 

Escribo sobre el amor por que es una declaración de guerra a la razón.

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